EL CORZO Y SU SANTA MADRE

Página dedicada al corzo, su vida y avatares. También a narrar las satisfacciones que nos reporta a los que disfrutamos con la gestión de sus poblaciones, contemplando sus espantadas por el monte, o intentando darle caza de vez en cuando.

28 de febrero de 2011

MIS COMPAÑEROS DE FATIGAS 1. AMBROSIO

En el anterior relato ya presenté algunos de mis amigos, corceros y cazadores en general, como yo, con los que viajé por vez primera al extranjero buscando nuevas experiencias tras los corzos. Hoy le toca a Ambrosio y en otros relatos hablaré de Jose, Josito y otros.
Ambrosio es especial. Desde que le conozco y ya son muchos, muchos, años, tuve claro que había conocido a alguien al que le gustaba el campo y la caza más que a mi. O al menos, igual que a mi. Siempre ha estado dispuesto para cualquier plan cinegético y si ese plan incluía corzos, mucho mejor. Es más, casi todos nuestros viajes cinegéticos por este país han sido tras los corzos, con mejor o peor suerte para mí, pues Ambros, aunque sólo exista un corzo, aunque esté en la imaginación del que nos ha llevado al sitio al que hemos acudido, se hace con él.
La primera foto juntos, en 1987. Teníamos más pelo
Nuestra colaboración corcera comenzó hacia el año 1993 cuando me llamó para decirme que podíamos entrar de socios en Arroyos, un pequeño coto de Los Yébenes entonces con bastantes corzos. Le dije que si y nos fuimos para allá. Sólo estuvimos tres o cuatro temporadas, pues lo que si había era muchas corzas, pero machos había pocos y buenos, posiblemente, ninguno. Así las cosas, nos quedamos poco a poco solos con el coto y para dos era demasiado caro. El siguió solo una temporada más y lo dejó al final.
Cazó unos cuantos corzos, pues disponía de bastante tiempo por entonces. Yo sólo pude cazar uno pequeño, aunque tiré a otro par de ellos, fallándolos.
Tras Arroyos pasamos a buscar corzos por otras latitudes y puesto que yo ya estaba en Ávila hacía unos años, comenzamos por un viaje a Burgos en el año 1998, por Santo Domingo de Silos, en el que no nos comimos una rosca. Bien es verdad que, al haber conseguido Ambrosio que el pago fuese a corzo muerto, al no ver color, aguantamos sólo dos salidas al campo, en dos días. Volvimos a Burgos el año 200, en septiembre por la zona de Ibeas de Juarros. Tampoco tuvimos suerte, pero seguíamos a corzo muerto. Total , que dejamos esa provincia para más adelante.
Ambrosio conmigo y mi corzo de Vallesú en 2002
En 2001 entré de socio en Vallesú, en Robledo del Mazo, pero Ambrosio, no recuerdo el porqué, no entró. Aún así, se vino conmigo algún día y claro, ese año cazó él, no yo. Al año siguiente entró con nosotros y estuvimos otra temporada, pues acabó el contrato y no0s quedamos sin coto. No recuerdo si allí cazó algún corzo más él, pero yo si cacé uno, pequeño claro, al que ya tiré por pesado, pues estaba tan encelado que me pasó dos veces por el sitio en el que me había apostado, la preciosa Pedriza de la Teja, comiéndose ala hembra y la última vez decidí tirarle. Al echarme el rifle a la cara, con 1,5 aumentos, todo era corzo, de lo cerca que pasaba.
En 2004 en Guadapero
En 2003 a través de un amigo contacté con Iñaqui, del que también hablaré en otro momento, en Monsagro, Salamanca, e iniciamos una fructífera etapa corcera en la zona de Ciudad Rodrigo. Así ese año y el siguiente cazamos en Guadapero, un corzo cada uno, cada año. En 2005 yo cacé un corzo en Porteros, pero creo que Ambrosio no cazó nada. Estuvimos también en Robleda y en El Cabaco, pero no conseguimos nada. En 2009 cacé otro en Serradilla del Arroyo, en Cabezagorda, un coto que Ambrosio arrendó solo ese año.
En 2005 con Iñaqui y mi corzo de Porteros
Antes, en el año 2005, habíamos formado un Club Deportivo con otra gente, entre ellos Josito, para poder concursar en los cotos que fueran saliendo a subasta. Conseguimos quedarnos, hacia el final de ese año, con El Pinar, también en Robledo del Mazo. En ese monte hemos pasado cinco temporadas, que nos han proporcionado muy buenos momentos, pero también algunos malos tragos. Este monte tenía mucho ciervo, pero pocos corzos y de hecho, yo sólo pude cazar dos en las cinco temporadas y Ambrosio creo que sólo ha cazado uno. Bien es cierto que si hubiésemos tirado a todo, si que se podrían haber matado varios, pero casi de segunda cabeza, como máximo. Y no tirábamos.
Terminamos en El Pinar y esta última temporada no teníamos donde cazar un corzo y me moví, comprando dos corzos en Soria, uno para cada uno. Pero claro, yo no se comprar como él y no fue a corzo muerto.
En Las Aldehuelas con su corzo en 2010
Me hacía ilusión volver a Soria, en donde cacé mi segundo corzo y el mayor que tengo, allá por 1987. Entonces estuve en San Pedro Manrique, ahora estuvimos al lado del Puerto de Oncala, en Las Aldehuelas. Ya me extenderé otro día con esas cazas, pero ahora estamos con Ambrosio que, en su linea, cazó en su primera y única asistencia al cazadero. El corzo no era grande, pero más pequeño fue el mío que, tras tres viajes a Soria durante el pasado verano, me vine como fui, aunque, a decir verdad, también tiré y a un corzo mucho mayor que el cazado por él. Pero fallé y me quedé con el corzo en la cabeza, de tal forma que ya no tiré a nada más, por buscarle cada vez que fui.
Concluyo estas lineas sobre Ambrosio esperando que nuestra mutua compañía continúe durante muchos años más.
¡Ah, ahora te toca a ti, Ambros, buscar corzos para la próxima temporada!

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