EL CORZO Y SU SANTA MADRE

Página dedicada al corzo, su vida y avatares. También a narrar las satisfacciones que nos reporta a los que disfrutamos con la gestión de sus poblaciones, contemplando sus espantadas por el monte, o intentando darle caza de vez en cuando.

11 de marzo de 2011

LA REINTRODUCCIÓN DEL CORZO AL SUR DE ÁVILA

          En el año 1987 comencé mi carrera profesional en Ávila. Tras un par de años conociendo la provincia y su fauna me di cuenta de que tenía la posibilidad de realizar una experiencia con la que siempre había soñado, la gestión de poblaciones cinegéticas, gestión que, en este caso sería completa, pues comenzaría con la reintroducción de esas especies en sus antiguos hábitats. 
          Tuve la inmensa suerte de poder hacerme cargo de un monte que después me permitiría realizar mis sueños, el Valle de Iruelas.  
          El Valle de Iruelas es un espacio de singular valor, tanto faunístico, como florístico, situado en la vertiente norte del denominado Macizo Oriental de la Sierra Gredos. Su superficie es de 5.575 hectáreas, que se reparten entre los términos municipales de El Barraco y Navaluenga. Este monte, único en esta provincia, sería declarado, años después, Reserva Natural por la Junta de Castilla y León, por albergar, en los años noventa, la segunda mayor colonia de buitre negro de España. 
Plano de situación del Valle de Iruelas
         La fisiografía del terreno es abrupta. Su cota máxima, 1.950 m. (Cerro de la Escusa) se encuentra en la divisoria de aguas de los valles del Tiétar y Alberche, que constituye el límite Sur del monte. Desde ella se suceden laderas de pendiente acusada hasta su cota inferior, 726 m, en el Embalse del Burguillo, que delimita el monte por el Norte.
La vegetación arbórea cubre el 75% de su superficie.
Predominan las coníferas, siendo el pino negral, el más representado, seguido del P. sylvestris, pino de Valsaín. Mezclado con los dos anteriores aparece el Pinus nigra, laricio o cascalvo. Entre los tres ocupan el 60% ede la superficie arbolada.Tras ellos aparecen el roble, o rebollo, el más abundante entre las frondosas, el castaño,  el aliso, que forma bosques de galería muy bien conservados y el fresno, distribuido profusamente por todo el monte. La encina, aparece en las zonas más bajas acompañada por el enebro. También viven el tejo, del que existen ejemplares muy longevos y el acebo. Hay algunos pequeños pastizales de alta montaña, y las zonas situadas por encima de la vegetación arbórea sustentan una denso matorral de piorno serrano y cambriones.
Vista hacia el Pantano del Burguillo
Cerro de La Escusa y Garganta de Iruelas
               Las especies más importantes de fauna presentes en el Valle son las aves, con el buitre negro a la cabeza, formando una colonia que fluctúa en torno a las ochenta parejas en la
actualidad. También viven especies emblemáticas como el águila imperial ibérica y el águila real y otras rapaces, diurnas y nocturnas, tales como águila calzada, águila culebrera, halcón abejero, las tres visitantes estivales, azor, gavilán, cernícalo vulgar, ratonero común, buho real, cárabo, autillo, mochuelo, así como infinidad de otras aves protegidas.
         Cuando conocí el Valle ya me imaginé lo que se podría hacer en ese espacio virgen de fauna cinegética, pues sólo había jabalí, pero con unas condicones óptimas para el desarrollo de florecientes poblaciones de cérvidos. Así pues, en el año 1990 nos pusimos en marcha. Siempre hablaré en este y otros artícuilos que vengan, de reintroducción, pues de eso se ha tratado, de volver a ltraer a este monte una especie que lo pobló al menos hata finales del siglo XIX. En efecto, en la  Primera Ordenación Forestal del monte, realizada en 1886 se citan los corzos y las cabras monteses, como  presentes en el Valle en esos días. Después de esa cita se desconoce cuando pudo desaparecer, aunque tras la guerra civil ya no existía, pues no se recoge en las sucesivas revisones de la Ordenación Forestal.
Roble del interior del cercado
        La reintroducción del corzo comenzó con la construcción de un cercado de aclimatación, de ochenta y siete hectáreas de superficie, en la zona conocida por El Escaramujal. El cercado dispone en su interior de agua, abundante durante todo el año, y comida, pues la vegetación existente es muy variada, con pinos, rebollos, que proporcionan abundante bellota y ramón, fresnos, escaramujos, tan apetecibles para los corzos, y zarzas. También existen en el interior del cercado tres pequeñas praderas que se han ido sembrando desde aquel momento hasta el presente.       
Otra vista desde el cercad
El 18 de octubre de 1990 dimos suelta a media docena de corzos, a la que siguieron otros doce a los pocos meses, soltando un total de veintidós corzos hasta el año 1994. De esos, diez eran machos y doce hembras.
La población de corzos en el cercado fue seguida, desde su suelta en el mismo, por el autor de este artículo con la ayuda de la guardería forestal del monte, Cándido Martín al principio y hasta el presente y Marcelino Herrero, que llegó después al valle y continúa también aquí. De esa manera se pudieron determinar las parejas que admitía el cercado, así como el crecimiento anual de la población. La población máxima que admitía el cercado era de cuatro a cinco machos territoriales, con una o dos hembras cada uno, lo que permitía unas extracciones anuales de unos doce animales.
Comedero para corzos del cercado
Así pues, en 1994 se iniciaron las extracciones soltándose nueve animales, tres crías hembra, tres machos adultos y tres crías macho. En 1995 fueron capturados, esta vez con redes, siete animales más, con destino al nuevo cercado del monte El Colmenar, que se haría en 1995 y comentaré en otro artículo. Se enviaron cuatro machos y tres hembras, todos ellos adultos.
Tras esta segunda extracción de corzos, con el traslado del autor a otros montes de la provincia de Ávila, no se produjo ninguna más, si bien, la guardería forestal del monte, con buen criterio, ha permitido escapar algunos animales al exterior del cercado, para evitar superpoblaciones. Aunque esa suelta se haya hecho indiscriminadamente, gracias a ella el cercado ha persistido hasta el momento actual. Desde el año 1996 hasta el año 2003, se soltaron al exterior del cercado no menos de cuarenta animales, si bien no es posible saber a ciencia cierto su sexo y edad, pues no se han capturado sino que han salido por las aberturas dejadas en la malla y lo único que se ha ido conociendo era la población que iba quedando, nunca la que había salido al exterior.
Marcaje y toma de muestras de sangre antes de la suelta
En 2003 se retoma la gestión del cercado, realizándose trabajos de  desbroces de la vegetación, para abrir zonas que se habían cerrado excesivamente y se mejora la malla perimetral, muy dañada por el paso de los años, cerrando los portillos existentes.
Suelta de los corzos en el cercado
Tras un primer censo de los corzos presentes, se pudo observar que quedaban tres machos adultos y seis hembras, además de siete crías. Además, por los años que había pasado el cerramiento sin mantenimiento, penetraron en el cercado varios ciervos y ciervas, que, en esos momentos, llegaron a ser hasta veinticuatro animales, muchos más que corzos. Su presencia en el cercado impide cualquier tipo de gestión con los corzos, pues no sólo no puede suministrárseles alimento suplementario, que es comido antes por los ciervos, sino que interfieren en las capturas periódicas para el marcaje de los corzos.
Redes tendidas para la captura
Por ello, desde ese año hasta el momento, se han venido capturando los ciervos, siendo soltados fuera del cercado. Con los ciervos siempre salen del cercado algunos corzos, al derribar aquellos el cerramiento, al lanzarse contra él, cuando son ojeados hacia las redes.
Debido a esa pérdida de corzos, no se han podido hacer capturas de corzos para su suelta al exterior los tres años siguientes, si bien ya en 2007 se han dejado salir fuera nueve corzos, dos machos y siete hembras, todos crías de esos años, con el fin de reducir la población para hacer nuevos trabajos en el cercado. Así, ese año se procedió a una renovación del cercado, dividiéndole en dos más pequeños, para facilitar la gestión y sobretodo, las capturas.
En la actualidad el cercado se sigue gestionando por los técnicos de la sección Territorial Tercera, del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Ávila, con la inestimable ayuda de los agentes medioambientales del monte.
Las poblaciones del corzo del Valle, fuera del cercado, han ido creciendo poco a poco, comenzándose a cazar en el año 2005, en el que se abate un corzo medalla de bronce. En los años siguientes se han ido cazando uno o dos ejemplares anuales, si bien ninguno ha alcanzado una puntuación suficiente para ser medallable. 


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