EL CORZO Y SU SANTA MADRE

Página dedicada al corzo, su vida y avatares. También a narrar las satisfacciones que nos reporta a los que disfrutamos con la gestión de sus poblaciones, contemplando sus espantadas por el monte, o intentando darle caza de vez en cuando.

2 de mayo de 2011

VALSEMANA 2

     Escribía en una entrada anterior sobre Valsemana. Tengo que decir aquí, que me resisto todavía a escribir "post", que parece ser el nombre con el que, en la mayoría de los blogs que veo, se designa a cada uno de los escritos que se publican. En fin, continúo con Valsemana.
     Decía entonces que habiendo estado en Valsemana, había visto la ingente obra que Juan Carlos, Cesar y sus colaboradores habían hecho en ese monte. En esa entrada me referí fundamentalmente a la gestión que realizan para tener un centro de captura de corzos en vivo, que seguro es un referente para toda la España corcera aunque, por desgracia, no es demasiado conocido.
Vista de la sala dedicada a las edades de los corzos
     Hoy voy a comentar el otro, para mí, gran logro de Juan Carlos y sus chicos. La creación en Valsemana de un museo de fauna y dentro de éste, la colección de trofeos de corzo, y que para los que nos entusiasma el corzo, suponen una constatación de lo poco que conocemos de este pequeño cérvido.
     Esta obra de años, muchos años, la han podido presentar ahora por medio de grandes paneles en los que están colocados los trofeos agrupados por edades. Esas edades se han obtenido de dos formas. En los trofeos encontrados muertos en las reservas, o fuera de los cercados de Valsemana, por medio de una datación al microscopio, contando las capas de dentina. Se cuentan las capas como si de los anillos de un árbol se tratase. Este método es completamente fiable, aunque tiene como inconveniente su coste. Los trofeos de los corzos que se encuentran muertos en Valsemana y sus desmogues, son fácilmente datables, pues se conoce su edad al ser ya  muchos los años que este centro lleva funcionando.
Paneles de uno y dos años
     Mirando detenidamente la exposición nos daremos cuenta que muchos de los conocimientos que creemos tener asentados respecto de los corzos, no son sino teorías que, a fuerza de ser repetidas por unos y otros, parecen la biblia corcera. Sin embargo con la simple contemplación de los paneles, se desmontan algunas de estas teorías de un plumazo.
    Los paneles van desde uno a siete o más años. Hay tanta variabilidad en los trofeos que hay corzos ya completos con un año y corzos de seis o más años ya degenerados y con varetas. Esto último es más conocido y habitual, pero lo primero sólo es posible saberlo o bien tras muchos años de andar tras los corzos por el monte, o con el seguimiento que se ha hecho de las poblaciones de corzo en Valsemana. Algunos de los trofeos de un año aquí expuestos serían cazados sin ningún problema por corceros veteranos, sin pensar en que estarían cometiendo un error imperdonable, al disparar sobre animales muy jóvenes y con gran futuro.
Otra vista de la sala
     Los estudios que podrían realizarse sobre la ingente cantidad de trofeos que tienen, tanto expuestos como almacenados, a la espera de poder colocarlos en las distintas salas del museo, permitirían un conocimiento empírico del desarrollo de la cuerna del corzo, mientras que ahora sólo tenemos retazos por publicaciones dispersas, siendo las teorías antes comentada la realidad más generalizada sobre este cérvido.
Otra sala con la corza manchada y varios lobos
    Además de los trofeos de corzos, en Valsemana disponen de otros tantos trofeos de venado y de rebecos y rebecas. Ya van exponiendo algunas cuernas de venado defectuosas, lo que podría ser el inicio de un buen museo teratológico del ciervo. 
     También disponen de una cantidad considerable de trofeos de rebecos, pues por desgracia la sarna lleva asentada años en Picos de Europa.
     El museo se va completando poco a poco, por la propia iniciativa de los que lo han creado y lo mantienen y dispone también de algunos animales disecados de diversos orígenes, entre los que destacan, a mi juicio, un diorama  de rebecos y una corza con manchas blancas.
Diorama con los rebecos, instalándose.
    Finalmente, en Valsemana continúan con el criadero de mastín leonés, tan importante para acompañar a los rebaños de ovejas en zonas loberas y con el criadero de perros rastradores de raza teckel, que luego reparten entre los celadores de las reservas, para que les ayuden en sus tareas de cobro de animales heridos.
    En fin, una labor callada pero muy importante que es necesario que salga a la luz y pueda ser aprovechada por investigadores, pero también para la educación ambiental entre los jóvenes y contribuir a mejorar la imagen que la sociedad tiene de los cazadores y de todo lo relacionado con la caza.
    Esperemos que así vaya ocurriendo.
    Una vez editada esta entrada me ha enviado Juan Carlos fotos de las salas de Valsemana ya montadas. Para no modificar lo escrito, inserto el enlace en el que se pueden ver.
Fotos actuales

1 comentario:

  1. Que bonita es la caza cuando se puede disfrutar de ella,soy un gran apasionado de la caza y la naturaleza,me gusta que la gente se preocupe de reintroducir especies donde no las hay,pero,por que no,tambien preocuparnos de los que se han quedado sin coto de caza,hablo de CUEVAS DEL VALLE,yo vivo aqui,nadie se acuerda de nosotros,y no tenemos donde cazar por que solo hay ceniza.

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