EL CORZO Y SU SANTA MADRE

Página dedicada al corzo, su vida y avatares. También a narrar las satisfacciones que nos reporta a los que disfrutamos con la gestión de sus poblaciones, contemplando sus espantadas por el monte, o intentando darle caza de vez en cuando.

3 de abril de 2011

MIS COMPAÑEROS DE FATIGAS 2. JOSITO

     Continuo hoy con la presentación de otro de mis compañeros de fatigas, en pos de nuestro querido fantasma. Llega Josito.
     José López, Josito para algunos, aunque no para mí, que siempre le llamo Jose, pero al que, en estos relatos, he optado por citarle con el apelativo por el que le llamaban sus compañeros de caza, de Piedralaves y Casavieja, cuando yo le conocí. 
    Así le distingo de mi amigo José Lara, también compañero tras los corzos y al que siempre llamé Jose y ahora aun sigo haciéndolo. Así pues, como llegó mucho antes a mi vida que a mi posterior vida corcera, en la que conocí a Josito, siempre que hable de él le diré sólo Jose, mientras que mi amigo al que dedico este relato será siempre Josito.
     Pues bien, conocí a Josito a finales de los noventa, aunque no puedo precisar en que año, pero supongo que hacia 1998, o por ahí, pues, ya en 2000, cazábamos juntos en un coto de caza menor de Toledo al que él me llevó, Los Chorrancos, en Pelahustán. Nunca lo hemos hablado, pero yo creo que ya nos habíamos visto varias veces en esa década en algunas de las monterías sociales que daba la Real Asociación de Cazadores y Pescadores de Madrid, de la que ambos éramos socios, en fincas de los Montes de Toledo.
      Desde el año 1996, tras la creación del Coto Regional de Orzaduero y Colmenar, en Ávila, la Real accedió a algunas batidas de las sorteadas y ahí Josito se hizo asiduo y comenzamos a tratarnos. 
En 2002 con un corzo en Vallesú
    Tras Los Chorrancos pasé con él, junto con un grupo de cazadores del Tiétar, compañeros suyos, a Vallesú, en Robledo del Mazo, que es cuando ya iniciamos nuestro recorrido corcero juntos.
    Estuvimos tres temporadas en Vallesú y en el año 1995 formamos el Club Cinegético de Gredos, junto con parte de los socios de Vallesú y alguno más, como Ambrosio. Con este club concursamos al coto El Pinar, también de Robledo del Mazo, teniendo la suerte, o eso creíamos entonces, de que nos fuera adjudicado. 
    En El Pinar hemos convivido durante cinco años, contándonos nuestros lances, unas veces afortunados y otras descorazonadores, como el día en el que Josito, tras dos o tres años de localizar un gran venado en una zona áspera e intransitable, como sólo pueden serlo las solanas de los Montes de Toledo, le falló a corta distancia y parado en medio de una pedriza. Su frustración no soy capaz de reflejarla por escrito. Era un día de berrea de los que se dicen "de perros", por las condiciones de lluvia y frío que pasamos.
En 2004 de berrea en el Valle de Iruelas
     Continuamos con los corzos, que es el hilo argumental de este diario cinegético y en esa caza Josito es un experto. Como se cuida mucho y hace deporte, es capaz de subir, bajar, volver a subir, o desandar el camino, tantas veces como sea necesario y se pasa horas y horas en el monte buscando los rastros y a los corzos.
     Como su oficio principal, que no el único, le deja libre casi toda la temporada de primavera del corzo, su proceder para su caza se basa en ir todas las semanas al monte, por lo menos un día, para ir controlando los corzos, sus querencias y sus trofeos.
     Josito es selectivo, muy selectivo. De los cazadores que he conocido es sin duda el que más, tanto con los corzos como con los venados. Siempre terminaba cazando los mejores venados, o de los mejores, al final de la berrea, tras haber visto muchos y no haber disparado hasta encontrar uno digno de su disparo.
     Con los corzos era aún más exigente, si cabe, pues se pasaba la temporada viendo corzos y hasta finales de junio o primeros de julio no cazaba su corzo anual, que era el cupo que teníamos en El Pinar. Así pasaba. Quitando dos corzos excepcionales para la zona, cazados por otro de los socios, seguramente por casualidad o, lo que es peor, por un procedimiento de caza no demasiado legal, sus corzos siempre fueron los mayores.
En la Solana de El Pinar, arreglando una fuente
      A los amigos siempre nos ha dicho donde podíamos encontrar un corzo de los vistos por él, pero que para él no eran suficientemente buenos. Te decía en donde había un corzo completo, pero fino, o con luchaderas cortas, o demasiado junto o con cualquier otro defecto para él, por lo que no pensaba ir a cazarlo. Otra cosa era que fuésemos y les viésemos nosotros, pero, por lo menos, te lo había dicho.
    Tras El Pinar el ha continuado un año más con el Club, pues yo lo dejé al no poder soportar económicamente el precio de un nuevo coto al que licitamos, esta vez en Los Navalucillos y que también conseguimos que nos adjudicaran. Ha sido esta temporada pasada en la que no hemos tenido un coto juntos, pues si hemos cazado algún día. Estuve con él en Los Navalucillos un día de la berrea pasada, en donde cacé un venado y en su coto de Pelahustán varias veces, esperando a los jabalíes, aunque sin éxito todavía.
En Los Navalucillos con mi venado. Berrea 2010
     Acaba de abandonar el Club él también, pues parece ser que, aunque tiene muchos venados y ciervas, o quizá por eso, el nuevo coto lo que tiene son pocos corzos y los pocos que hay son pequeños, pues no les dan respiro y no crecen en edad y por lo tanto, en trofeo.
Por ello, no disparó en la pasada temporada sobre ninguno y no quiere volver a repetir la experiencia, máxime cuando el coste del coto es disparatado.
     Menos mal que en el coto de su pueblo, Piedralaves, se caza ya el corzo, que proviene de las repoblaciones realizadas a principio de los noventa en el Valle de Iruelas, que ya relaté en pasadas entradas de este diario y tuvo la suerte de que le tocara uno de los que tienen en el Plan Técnico, cazando un corzo bonito, que seguramente no será ya medalla, por la subida de las puntuaciones mínimas, pero que para él tiene que tener un sabor especial, pues es el primero que se ha cazado, legalmente al menos, en su pueblo, siendo él su cazador.
    Esta temporada, que acaba de comenzar el día 1 de abril, Josito no las tenía todas consigo a la hora de poder cazar un corzo, al no disponer ya un coto que los tenga y sin poder acceder a los de su pueblo, pues ha de esperar bastantes años hasta que le vuelva a llegar el turno, por lo que se ha dedicado a buscar corzos por Internet y ya consiguió uno, el de Las Navas del Marqués, que ya relaté y que aún no hemos ido a cazar.
     Seguimos buscando cotos por Segovia y estamos ala espera de un para de ellos, para ir a verlos y decidir luego si interesa el precio que piden. Ya veremos que nos ofrecen.
     En fin, concluyendo esta entrada, espero seguir cazando mucho tiempo con Josito, pues es de esas personas de las que encuentras pocas en la caza, nada ambicioso en cuanto al número de piezas o al cazador que las consiga, siempre que éste sea su amigo.     

1 comentario:

  1. Muy bueno el blog.A mi me encanta la historia del hombre,sus virtudes defectos,y bueno dado que soy militar, controlamos poblaciones y trofeos pero de otro modo,saludos.

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